Capítulo 34

Su respiración se entrecorta.

—No te detengas. Estaré allí en quince minutos —su voz se endurece—. No te atrevas a venir. Ese orgasmo es mío y pienso tomarlo.

—Entonces, más vale que te apures —cuelgo al sonido de sus maldiciones.

A pesar de todas mis provocaciones, realmente no quiero venir ante...