Capítulo 68

Una risa resonó en mi pecho.

—Pensé que íbamos a la casa de tus padres esta noche.

Él besó mi cuello.

—Tenemos algo de tiempo antes de tener que irnos —una chispa traviesa apareció en sus ojos—. Tenemos tiempo para jugar, si quieres.

Sonreí.

—¿Jugar a qué? ¿A las canicas?

Una risa profunda bro...