¡Vete al carajo!

Me senté en el asiento trasero del jet esperando a que despegara. Sabía que estaba a salvo, al menos hasta cierto punto, pero aún así no podía apartar los ojos de la puerta, temeroso de que en cualquier momento alguien irrumpiera y me disparara una bala directa a la cabeza.

—La policía todavía está...