Vanidad

Seguí corriendo sin ningún destino en mente. Todo lo que sabía era que necesitaba alejarme del desastre que había causado.

Tropecé y caí al suelo. Estaba jadeando muy fuerte, pero aún así logré levantarme y seguir corriendo.

Me giré para ver si alguien me seguía y justo cuando volví la vista al fr...