Capítulo 25

Con unos malvados trolls taladrándole el cráneo y la lengua pegada al paladar, Olivia abrió los ojos con esfuerzo. La luz del sol le quemó las retinas y se estremeció. Gimió.

Se oyó el roce de la ropa. —Hebe. Bienvenida de nuevo, pequeña pelirroja.

Gimió de nuevo y entrecerró los ojos para mirar a...