Tan salvaje

—¡Dios mío! ¡Leo, por favor, baja la velocidad! ¿Y si alguien nos está mirando? —dijo Lucía, quien seguía preocupada aunque no se daba cuenta de que su cuerpo se movía al ritmo de Leo.

—¡Uh... oh...! —Leo no quería escucharla. Seguía ocupado moviendo su cuerpo sudoroso.

Hacer el amor en el coche p...