CAPÍTULO 37 — ESCAPAR

Siento que mi camilla se mueve de nuevo. ¿A dónde me llevan? ¿No he sufrido ya lo suficiente?

Abro los ojos, pero no veo nada, mi lecho de muerte me espera, no tardaré en descansar en sus suaves cobijas.

—¡Hazel! —alguien me llama en un susurro. ¿Quién es?

—¡Hazel! ¡Despierta! Necesitas sanar, ...