Capítulo 8

—No te preocupes, no dejaré que nos interrumpan, señorita Taylor —jadeé, sintiendo sus labios recorrer mi cuello y sus dedos hundirse en mi cintura.

Había sido desheredada, y mi madre me condenaría solo por querer a un profesor, no puedo imaginar si se enterara de lo que estábamos haciendo. Pero no...