Capítulo 42

—Me manipulaste... —gemí cuando él presionó ese punto interno que le encantaba tocar—. Me engañaste y me perseguiste... Y, Dios...

David no dijo nada, pero me sostuvo en su regazo sin dejar que nuestra conexión se rompiera, sin separarse de mí. Estaba destruida, mis barreras habían caído de nuevo y...