Zeus

Tap tap tap

Los pasos no eran apresurados.

Eran lentos.

Pero no tan tranquilos como los de la Sra. Morgan, quien no dudó en desviar la mirada hacia el hombre muy intimidante.

Y, por supuesto, Annah Jules, quien mantenía la cabeza baja.

Con las manos entrelazadas, lo único que podía hacer era ac...