Sesenta y ocho

Beckie

Así que nos quedamos despiertos hasta tarde hablando y luego follamos el resto de la noche. Esta vez, el sexo no estuvo tan lleno de anhelo y llanto como aquella tarde; ahora era más desesperado y primitivo. Mariano metió su codicioso pene en mí con gusto mientras yo abría mis piernas de par...