CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

Tercera persona

El timbre de la puerta le hizo saber que él había llegado como de costumbre. Atenea apretó su manta con más fuerza contra su pecho e intentó ver si podía inducir el sueño mágicamente en los próximos diez minutos.

Sabía que él iba a tener una breve conversación con sus padres antes ...