CAPÍTULO TREINTA

—¿Dave vendrá hoy? —pregunté mientras sacaba un pequeño pudín de mi bolsa.

—Oh, no lo invité, pero podría venir de todas formas. Debería saber que estamos aquí —dijo Lydia mientras devoraba un sándwich que había traído para el almuerzo de hoy.

Adivinaste bien si dijiste que estábamos en la bibliot...