CAPÍTULO CATORCE

—¡Hey, Olímpica! —llamó Haylen en cuanto notó que mis ojos comenzaban a abrirse.

Estaba exhausta y empapada en mi propio sudor, con la boca y la garganta secas.

Sin darme cuenta, empecé a toser al intentar responder a su saludo. De repente, un vaso de agua se presionó contra mis labios y tomé un s...