46. Lluvia

Las voces fuertes me despiertan. Los aromas de salvia y laurel a mi alrededor me indican que todavía estoy en la casa de Tatiana. Mientras hablábamos y tomábamos té, mis ojos comenzaron a sentirse pesados y debí haberme quedado dormida. Todas las cosas que me dijo me dieron mucho en qué pensar, y ya...