Capítulo noventa y tres: El regalo de la fusión

Me despierto sintiéndome como si estuviera flotando. Había olvidado lo cómodo que era dormir en una cama después de tanto tiempo en un saco de dormir.

Me siento y miro hacia la ventana, que muestra el amanecer asomándose en el horizonte. Miro hacia abajo y veo la chaqueta tirada junto a mí, donde L...