Capítulo 31: El culpable

El gerente solo pudo culpar a la mala suerte que lo había acompañado ese día, especialmente cuando se volvió a mirar y vio a la hermosa pero aterradora señorita aún mirándolo con sus bonitos ojos.

—Fue... —el gerente pensó por un momento pero no continuó informando.

—No te atrevas a jugarme ningun...