Voces pequeñas

—¿Qué pasa, estás en huelga de hambre? Come.

Fruncí el ceño y entrecerré los ojos mirándolo. Él me ofreció una cuchara de avena.

—No tengo hambre. No quiero avena.

—Tienes que comer algo, Layla.

—No tienes que obligarme a comer.

Dean dejó el tazón en la mesita de noche y se apoyó en su codo. Me...