La verdadera Luna, segunda parte

—No puedes salvarlos a todos, Layla... —la voz femenina me provocaba.

—Déjame en paz. Todos pagarán.

—¡Todos van a morir! A menos que me des lo que quiero.

—¿Qué?

—A ti.

Vi a un híbrido agarrar a una bailarina que intentaba escapar. Estaba paralizada por el miedo.

Gruñí y saqué la voz de mi ca...