La verdadera Luna, primera parte

—No voy a salir contigo a menos que te cambies.

Sí, mi ropa todavía estaba cubierta de polvo.

—Me cambiaré en unos minutos.

—¡Genial! Nos vemos fuera de la puerta del castillo en diez minutos —dijo Ash.

—Eh, ¿cómo vamos a llegar al pueblo? No esperarás que caminemos, ¿verdad?

—No te preocupes, ...