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Gwen me dio una palmadita en la mejilla, húmeda con su rocío.

—Me encantaba cuando me llamabas, Ama. Puedes volver con tu Amo temporal. Aquí tienes, un regalo para ti.

Me entregó sus bragas. Al menos eran de un estilo atractivo.

—¿Para qué necesito unas bragas?

—Algo para recordarme. Húelelas si...