Capítulo ciento setenta y uno

Andrei, después de lavar los platos, se sentó junto a Iván.

—¿Cómo logras ser tan preciso al leer a las personas, monito? Cada vez que dices algo sobre alguien, siempre es completamente acertado y me hace sentir tonto por no haberlo notado antes.

Le sonreí.

—No deberías sentirte tonto por no nota...