Capítulo diez

Adrik


—Está bien. Pero no tiene que gustarme —dijo mientras cruzaba los brazos debajo de sus pechos. Sus labios fruncidos me hacían usar cada onza de autocontrol para no inclinarme y besarlos. En lugar de eso, me reí y besé su frente. Ella se inclinó hacia mí, y escuché cómo su respiración s...