21- Puedes llamarme Sebastian

Sebastián habló, saliendo de los baños y parándose frente al escritorio de la mujer.

—¿Sí, señor?

—Ven conmigo a mi oficina.

«¿Qué hice ahora?» se preguntó la joven mientras lo seguía.

—¿Qué necesita, señor?

El CEO se apoyó en su escritorio y juntó las manos frunciendo el ceño, respirando profu...