Veintinueve. Y Kathy intenta matarme. No hace amenazas vanas.

El cuchillo para carne ya se dirige hacia mi ojo antes de que Jase pueda siquiera levantar una mano. Sin embargo, por suerte, Kathy tampoco sabe con quién está tratando aquí.

Mi cuerpo se desploma, y el cuchillo atraviesa el área donde estaba mi cabeza con un silbido viscoso de aire. —Vaya. Nunca h...