Diecinueve. La aterradora verdad sobre los Carson

Pasé el resto de esa noche acurrucada en la esquina de la habitación como un gatito cobarde para darle a Jase su espacio hasta que pudiera comprometerse conscientemente a elevar nuestra relación a ese nivel íntimo y físico. No dormí ni un segundo más. Me quedé despierta mirándolo durante mucho, much...