Dieciocho. Vamos a acostarnos y olvidar toda esta pesadilla

Jase limpia mi mordida con peróxido y luego la envuelve en gasa. Sus dedos son tan suaves, firmes en su agarre, pero delicados en su trabajo.

—Al menos no necesitarás puntos. No te arrancó ningún pedazo, y ninguna de las perforaciones es tan profunda.

—Su bruja lo llamó bastante rápido —explico, c...