Trece. El hermano de Jason me rompe el cuello

Nunca subestimes la velocidad de un gato doméstico. Incluso enfrentándome a un lobo que cuadruplica mi tamaño, me mantengo firme durante un admirable cúmulo de minutos, esquivando y saltando, evitando la mordida que casi me arranca la cola, girando justo a tiempo y arañando el ojo del lobo gris con ...