48. La persecución

Thorn llevó dos sementales a la puerta principal de la posada y luego montó al más alto.

—Ya se han encargado de ellos —Serlon se acercó desde el otro lado de la calle—. Los espías del Norte no despertarán hasta el anochecer.

—Bien —Thorn fijó sus oscuros ojos en el camino frente a él—. Es crucial...