CAPÍTULO 2

Lis tragó saliva. La daga colgaba inútilmente en su mano derecha, las hierbas de resurrección en la izquierda.

Un irracional escalofrío de miedo recorrió su columna vertebral. ¿Realmente la comería? Eso era... bárbaro... pero luego, estaban esas historias...

—Sería una pena, también. Las pelirrojas ...