Capítulo 45: Elena

Elena

—¡Aquí tienes, papá! —puse una taza de café en su escritorio—. Cuidado, está caliente.

Mi papá encendió su lámpara y cerró su portátil para mirarme. Seguía un poco loco, pero se veía mucho mejor que hace dos semanas.

—Estás de buen humor —sonrió—. ¿Por qué estás tan arreglada? ¿No vas a dor...