No vas a dejar que nuestro bebé sufra

Una vez que Elaine salió de la oficina de Xavier, su sonrisa desapareció. Mientras pasaba junto a la secretaria que se estaba aplicando brillo labial, le lanzó una mirada fulminante.

—Adiós, señora Romano.

Elaine se detuvo. —Gracias. Por cierto, no sabía que parte del trabajo de una secretaria era...