Capítulo 125

Levantó la cabeza. El deseo nublaba su mirada.

—¿No quieres? No quiero obligarte—nunca—a compartir placer conmigo.

—Sí quiero —le aseguró ella—. Pero me gustaría lavarme primero. Estoy... sucia.

—No estás sucia. Pero si no me equivoco, mi semen todavía está goteando de tu coño.

Ayla se sonrojó.

...