Capítulo 51: BULIMIA

—¡Bestia! —alguien le gritó—. Sabes que no quieres dejarnos. ¡Y maldita sea, no quieres dejarla aquí donde cualquier tonto va a entrar y verla en esa cinta de correr!

Los pasos de Christopher vacilaron y miró por encima del hombro, pero no se giró. Lem se rió con satisfacción.

—Haremos lo que tú n...