Porque eso es lo que era el amor.

—Has estado en tu habitación todo el día, Arielle. ¿Qué pasó?

Arielle suspiró, tratando de recomponerse.

—Nada, hermano. Solo necesito descansar.

Asher se inclinó hacia adelante, sus ojos entrecerrados con preocupación.

—Eso no es propio de ti. Vamos, dime qué pasó.

Arielle sintió que las lágri...