45. Deslumbrantes nubes cósmicas

DÍA DOS

Me tomo mi tiempo observando a Emara, ella duerme plácidamente, completamente ajena a la mirada lobuna de un animal sobre ella.

Mis ojos recorren las delicadas líneas de su rostro, la sombra de su mandíbula, y su cabello negro cae sobre la almohada como la extensión de la noche oscura e...