43. Me estoy volviendo loco

DÍA DOS

—Recibí una llamada en la oficina a tu nombre —le digo—. Era tu hermano. Quería hablar contigo porque no le devuelves las llamadas y ni siquiera ves sus mensajes entregados.

Los ojos color avellana se levantan hacia mí con puro asombro, y la veo entrar en pánico instantáneamente.

—¡Oh...