24. Bienvenido a mi mundo

DÍA UNO

—Emara. Ven aquí.

—¿Arrastrándome o de pie? —me pregunta inocentemente, con un toque de sarcasmo.

Un nervio psicótico pulsa en mi cabeza y entrecierro los ojos en señal de advertencia.

«¡No provoques a la bestia, nena!»

—De pie —digo entre dientes, con mi paciencia evaporándose rápi...