14. La zona de peligro

—Te los pondrás... —tomo una profunda respiración, relajando mis hombros.

—Porque quieres que hable —le digo mientras me quito los gemelos y los deslizo en mi bolsillo para evitar que se oxiden, ya que la plata y el agua no se llevan bien.

Emara frunce el ceño y ladea la cabeza, mirándome con una ...